jueves, 14 de marzo de 2013

American Gods, de Neil Gaiman.

Mr Gaiman no puede negar ser friki*
United Kingdom, o Gran Bretaña como la conocemos en castellano, es cuna de muchos genios literarios: C.S Lewis, Terry Pratchett, J.K Rowling, Shakespeare, Enid Blyton, Arthur Conan Doyle, Virginia Wolf, Agatha Christie... Y éstos son pocos, hay una larga lista que podría nombrar de Grandes (sí, con Mayúsculas) y prolíficos autores que nos han llenado la vida de momentos inolvidables. Risas, nostalgia, romanticismo, ironía, misterio, asesinatos... Y todos ellos en algún momento han creado fantásticos personajes, magistralmente descritos y con mucho carisma, como es el caso del famoso Sherlock Holmes.

Neil Gaiman no podía ser menos. Este inglés afincado en Minessota (USA), nacido en 1960, amante de los libros y guionista reconocido de cómics ha hecho la delicia de grandes y pequeños con sus obras: "Coraline", "De como cambie a mi padre por dos peces de colores" o el reconocido y premiado cómic "Sandman" son una pequeña parte de todo lo que ha salido de la yema de los dedos y de la imaginación de este Señor.

American Gods es una de sus mejores obras, aunque no la más conocida, que nos transporta a un mundo donde los dioses viejos y los nuevos se mezclan hasta hacer imposible reconocer incluso de qué época estamos hablando. 

Argumento

Nos vamos a meter en la piel de Sombra (Shadow), un enigmático personaje al que le cambia la vida al morir su mujer y su mejor amigo en un accidente de tráfico. Este hecho hace que nuestro protagonista abandone la cárcel antes de lo debido, y a la salida conoce a un curioso personaje para el que trabajará, el señor Miércoles (Mr Wednesday).

Éste resulta ser una de las encarnaciones de Odín, dios de la sabiduría, la guerra y la muerte nórdico, que irá poco a poco reclutando a otras importantes personalidades del mundo mitológico: Loki, Anansi, Kali, Anubis... Todos ellos sumidos en la apatía, cansados por la falta de fe que tienen los humanos hacia las antiguas religiones.

Los nuevos dioses intentan dominar el mundo, la tecnología, el dinero, la indiferencia... Todos emergen del egoísmo y la individualidad que reina en la sociedad actual, imponiéndose sobre todas las culturas hasta destruir en algunos casos las realidades y los antiguos rituales sacros.

esta es la portada del la edición que yo he leído
Shadow intenta, por todos los medios, tratar de evitar la confrontación que se avecina. Muy a su pesar se ve metido en la trama desde el inicio y no deja de desear una vida normal que parece no llegar nunca.

El libro


[...]La guerra había comenzado y nadie se había percatado. La tormenta estaba amainando y nadie lo sabía.
En Manhattan la caída de una viga dejó una calle cortada durante dos días. Mató a dos peatones, a un taxista árabe y a su pasajero.
Un camionero de Denver fue hallado muerto en su casa. El arma del delito, un martillo con cabeza de goma, estaba junto al cuerpo de la víc­tima. Su cara estaba intacta, pero la nuca había quedado completamente destrozada. Había algunas palabras en un alfabeto extranjero escritas con pintalabios marrón en el espejo del baño.
En una oficina postal de Phocnix, Arizona, un hombre se volvió loco, se le giró el sello, como dijeron en las noticias de la noche, y disparó a Terry, el troll, Evensen, un obeso patológico y torpe que vivía solo en una caravana. Disparó también a otras personas de la oficina, pero sólo falle­ció Evensen. El autor de los disparos, del que en principio se pensó que se trataba de un funcionario de correos descontento, no ha sido atrapado ni identificado.[...]


De la mano de Gaiman vamos a visitar lugares tan reales y turísticos como Rock City, desayunaremos en las cafeterías más cochambrosas y conoceremos a los policías más corruptos habidos y por haber. Tendremos que morir, renacer, nos regalarán la luna y los cuervos se comerán nuestro hígado una y otra vez.

Todo ello regado con una buena dosis literaria y con palabras que harán estremecerse hasta al más incrédulo de nosotros. No recordaremos cuándo se inició todo, los dioses nos lo dirán y sólo podremos asistir, impasibles, al desmoronamiento del mundo.

Así que amigos, agarraos al sillón, encended una buena luz, prepararos un té, café o lo que queráis porque durante las horas que nos dure la lectura viviremos una historia que nos dejará en muchos casos con ganas de más.


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